Llegó el día,
estaba tan emocionada que no supe verlo.
Ese momento, el que espere durante tanto tiempo, lo desperdicie.
Tal vez fue el asombro, o no creer que estaba ahí.
No pude disfrutar del hecho de participar en algo tan grande.
No puedo perdonarme haber sido tan tonta de no rebuscarmelas para que eso sea una anécdota inolvidable a lo largo de mi vida, un recuerdo feliz.
Estoy perpleja, no lo esperaba de mí.
Me sentí tan vacía, atónita.
Fue tan fugaz que así, sin más, lo perdí de vista.
Después de los grandes momentos uno siempre se siente vacío. Al tiempo, uno cae en la cuenta de que la experiencia la vivió y cuán fundamental es haberla vivido. No desperdiciaste nada, estabas ahí, que es lo importante. El momento lo viviste cómo pudiste, improvisando, como hacemos todos en el momento presente.
ResponderEliminar